(Foto cortesía de Croydon)
Esta mañana, frente al espejo, mientras me afeitaba la barba rala
escuche nuevamente en la radio la palabra fast track.
¿Y qué es fast track?, me pregunté.
FASTRAK(R) es un modelo de tenis ochenteros fabricados por Croydon, un poquito más
caché que las adustas botas blancas de lona pro keds que nos obligaban a utilizar
en clase de educación física.
O si se quiere, según la inefable Wikipedia, fast track es “es un protocolo de red en donde se
pueden intercambiar archivos P2P. Se caracteriza por el uso de supernodos para
aliviar la carga de los ...” etc, etc, etc, Ah, caramba!
O también, según su
traducción literal al castellano, es una vía rápida.
¿Vía rápida para qué?
Para
que el Congreso, según Acto Legislativo previo, pueda debatir conjuntamente en
ambas cámaras y con presteza las leyes relativas a los acuerdos de paz entre el
Gobierno Nacional y las FARC, agilizando de esta manera la puesta en marcha de
lo pactado en la Habana.
Hubiéramos empezado por
allí. Es decir, llamar las cosas por su nombre, en buen romance, para que los
colombianos de a pie tengamos un mejor entendimiento de un proceso que a todos
involucra.