Portafolio

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miércoles, 17 de junio de 2015

Pequeño homenaje a un gran batallador: Willie el coyote de la caricatura

Hastiado de nuestra absurda cotidianidad plagada de barbarie y corrupción, hago un paréntesis caricaturesco, terapéutico y banal, si se quiere, para rendirle el homenaje que le debo al enorme Willie. 



Desde que se inventaron las ventas por catálogo, no conozco un consumidor más sufrido que el pobre Willie, el coyote de la famosa caricatura de Warner. Sin embargo, esta víctima propiciatoria del consumismo insensato, mantiene una fidelidad a prueba de balas a los productos de la Corporación ACME. Lealtad digna de mejor causa, pues los artificios de esa inefable marca han demostrado ampliamente su ineficacia (sobran pruebas), y lo peor, se han constituido en una fuente inagotable de peligro para la integridad del usuario de marras. Tan extraño caso de la mercadotecnia amerita un estudio enjundioso por parte de un gurú del arte de fidelizar clientes. Pero esa es otra historia.


Ahora bien, si pudiéramos volver a clasificar a este cánido cándido en la zoología caricaturesca, no lo llamaríamos “Carnivorus vulgaris” como aparece en los créditos del cartoon, ya que, si bien vulgar, el pobre animal homenajeado no ha probado carne alguna en toda su vida, que yo sepa, sino que tocaría llamarlo “Consumidorum insensatus vulgaris”, merced a su inexplicable fidelidad a los productos ACME.


Por otra parte, lo que si causa enorme simpatía entre sus admiradores (que somos muchos), es su persistencia en el empeño de cazar al escurridizo Correcaminos, su estoicismo tragicómico frente a la adversidad. Parece que Willie creyera como Zenón de Citia, que todo cuanto le sucede está signado por un destino inexorable superior a él, imposible de controlar, y que ante el absurdo es preciso mantener una actitud de imperturbabilidad del alma (cualquier parecido con la realidad es pura caricatura).


Lo cierto es que Willie, con su insensibilidad hacia el dolor  y su esperanza firme de conseguir algo de placer mediante el esfuerzo vano (pero esfuerzo al fin), nos enseña la lección de la perseverancia, esto es, que no hay que cejar en el empeño de alcanzar el objeto de nuestro deseo por duras que sean las caídas. Toca, eso sí, ser más inteligente que nuestro héroe en la elección de los medios para alcanzarlo. En todo caso, nunca caer en las trampas de los perniciosos productos de la Corporación ACME que, en la vida real, asimilo a los créditos venenosos de los bancos.

2 comentarios:

  1. Siempre me han gustado los "cartoons" de la Warner y de Disney, con sus personajes fantásticos. Admiro a los creadores de los "personajes" y guionistas de los distinos episodios. Encierran siempre ingenio y muestran, aunque se trate de animales y en caricatura, las virtudes y defectos de los humanos. Chuck Jones, nos muestra en El Coyote, el tesón y la perseverancia, por encima de los fracasos en lo intentos de abatir a su enemigo Correcaminos el cual se salva gracias a la ineficacia de los materiales y técnicas de la marca ACME.
    Merecido homenaje el tuyo pues El Coyote, Willie, ha compartido y alegrado muchas horas de nuestro ocio.
    Un afectuoso saludo.

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  2. Gracias por compartir mi admiración y respeto por el viejo Willie, querida Chela.

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