Portafolio

En este blog encontratás los portafolios de las organizaciones conformadas por ciudadanos activos y participativos que realizan su labor de gestores y actores culturales en la ciudad de Bogotá, Colombia.

miércoles, 31 de enero de 2018

"Preámbulo a las instrucciones para cargar el celular"

Les comparto esta divertida paráfrasis del “preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj”, de Julio Cortázar, escrita y leída por el realizador de Cine y Televisión Alejandro Gómez, donde trae a valor presente nuestra absurda dependencia de ese adminículo, que ahora no es el reloj sino el inefable teléfono celular. 


Preámbulo a las instrucciones para cargar el celular


Por: Alejandro Gómez Bedoya

Piensa en esto: cuando te regalan un celular te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el celular, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, gringo con las últimas aplicaciones; no te regalan solamente ese menudo rectangulito que cargarás en el bolsillo y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que unir a tu cuerpo como un alterego desesperado vibrando y sonando todo el tiempo. Te regalan la necesidad de cargarlo todos los días, la obligación de cargarlo para que siga siendo un celular; te regalan la obsesión de atender a WhatsApp o a Facebook o a tus fotos, o al servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu celular con los demás celulares. No te regalan un celular, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del celular.

jueves, 18 de enero de 2018

La incorrección política del abominable señor Trump



Quizás la ordinariez de Trump, el payaso funesto, sea más bien una virtud (la única) que nos pone de manifiesto la verdadera política exterior del país más poderoso del mundo, basada en el utilitarismo, el irrespeto y la intervención abusiva en los países más débiles que predicó Theodore Roosevelt.

La comunidad internacional  ha rechazado de manera unánime las declaraciones coprológicas del abominable señor Trump para referirse a ciertos países de América y Africa. Sin embargo, este personajillo no ha hecho otra cosa que verbalizar de modo explícito lo que en verdad piensa la clase política y corporativa del establecimiento estadounidense y que no se atreve a decir para proteger sus intereses mezquinos a través del eufemismo y la corrección política.

Otra cosa bien distinta es el gran pueblo norteamericano, el de Whitman, que ha construido una nación próspera con el trabajo digno de los inmigrantes de todas las latitudes, incluidos los provenientes de los hoyos de marras.

Así las cosas, a este matoncito del curso, a este grandulón sobre desarrollado y torpe si se quiere, hay que agradecerle que al menos dice las cosas de frente mostrando sus verdaderas intenciones, de suerte que los pequeños del salón saben a qué atenerse y no sufren engañados las afrentas que otrora padecían anestesiados por el discurso melifluo de la “libertad”.

¿Qué va del caballeroso Dr. Jekyll al horroroso señor Hyde?


Ayer nada más celebrábamos el ingreso del colombiano Yerry Mina al Barca, uno de los mejores equipos profesionales del mundo. Resaltábamos asimismo la historia de vida de Mina como ejemplo de trabajo, disciplina, en fin, de valores dignos de imitar. Hoy tenemos que registrar con vergüenza ajena el comportamiento inaceptable de otros colombianos de la Selección Colombia y jugadores del Boca Juniors, Edwin Cardona y Wilmar Barrios, acusados (ya confesos) de agredir a dos mujeres en Buenos Aires.

¿Que va de Yerry Mina a Cardona & Barrios? No en lo futbolístico, por supuesto, ya que todos son extraordinarios jugadores, sino en su comportamiento personal. ¿Cómo explicar ese contraste endémico en Colombia, esa bipolaridad que nos llena de orgullo por una parte y nos avergüenza por la otra? No soy nadie para juzgar; cada cual es uno y sus circunstancias (como dijo Ortega y Gasset), pero tengo para mí que la diferencia está cifrada en los valores inculcados con el ejemplo en el entorno familiar.


¡Que vaina, caramba, se me cayó al piso el gordito Cardona!