Margarita Parra era una contadora de cuentos de Chiquinquirá, en Boyacá, tierra donde todavía se conservan hermosos arcaísmos en el habla popular. Margarita, mujer analfabeta y maravillosa, era dueña de una enorme cultura. De ella no se sabe mucho, salvo por sus cuentos, que fueron rescatados con amoroso cuidado por doña Elisa Mújica, académica de la lengua ya fallecida también, y a mi juicio la mejor escritora colombiana. Nos quedó debiendo doña Elisa un perfil de Margarita Parra, cuya vida campesina fue acaso tan extraordinaria como las narraciones populares que contaba, muchas de ellas provenientes del cuento medieval español de Don Juan Manuel, traído a valor presente prácticamente sin ninguna variación.
Transcribo a continuación este bello romance de la princesa:
“Un caballero requirió amores
A la princesa Estefanía;
La niña desque lo oyera
Díjole con osadía:
Tate, tate caballero,
No hagáis tal villanía;
Hija soy de un malato(*)
Y de una malatía;
El hombre que a mí llegase,
Malato se tornaría”.
(*)malato: apestado, embrujado. Quizá un ardid de la niña para evitar el avance del caballero.
Gracias Darío, como siempre, una refrescante brisa literaria.
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